Caminar

He escuchado a muchas personas decir que las “coincidencias” no existen; cuando les pregunto el por qué, sus respuestas evidencian que confunden la palabra “coincidencia” con “casualidad”.

Las coincidencias existen: suceden en el momento justo en que dos o más rumbos tocan un mismo punto. No es obra de la “casualidad”, sino de la “causalidad”; no es obra de algo que se escape de las manos de los mortales: Cada quien lleva su vida por donde mejor le parece, y si en este proceso atraviesa con alguien más, se coincide.

Mi camino se ha encontrado con el de seres excepcionales, personas de las que he aprendido y sigo aprendiendo en el andar. Algunos encuentros han sido breves, otros permanecen.

Son contadas las personas que permanecen en paralelo, mano con mano en el sendero. He aprendido que el tiempo es el único que aclara qué caminos se unen y cuáles simplemente se cruzan.

Lo importante es seguir caminando, tener consciencia de que la vida es conocer, encontrar, despedir… sin dejar de caminar.