13.9.10

Pinceladas


Nací en un lienzo en el que a Dios le gusta jugar y experimentar; se divierte enviando llamaradas en las que amarillo, rosa y azul hacen de las suyas para apoderarse del espacio: danzan, luchan y marcan territorio para, finalmente, fusionarse.

Así es el carácter de los sonorenses, mezcla de irreverencia, imposición y cobijo. ¿Incongruencia? Sí, también de incongruencia.

A los ancianos se les respeta, pero no con el "respeto" hipócrita que aparece en las películas de Pedro Infante. El respeto por los viejos radica en la capacidad de oírlos, de ponerse en sus zapatos, de reírse con y de ellos.

Recuerdo a mi abuelo platicando muy serio, haciéndose el solemne y atisbando por el rabillo del ojo a ver si le seguíamos en su historia… cada vez añadía más fantasías hasta que alguno de nosotros le soltaba un “¡qué mentiroso!” y todos reíamos: él “hacia adentro” y los demás a franca carcajada.

La publicidad sigue girando alrededor de lo mismo: riéndonos de nuestro acento, de nuestras palabras, de nuestras raíces. Los principales personajes cómicos tienen un acento de “recién bajados de la sierra”: como nuestros antepasados.

Somos el atardecer de Sonora, lo caótico que nos mantiene al vilo, que nos roba el aliento y al final nos sitúa en el hoy para entender que lo único que importa es tener la capacidad de asombrarse cada día.

Somos un pueblo de locos, de locos felices… y como reza el dicho:

"Quien no es de los locos felices, es de los cuerdos amargados".

1 comentario:

OJ Gonzalez-Cazares dijo...

a chingao chingao... como me gusto esta chingadera comadre!(lease en tono de chera recien traida de Trincheras, Rayon, o algun punto del rio Sonora)- hasta se me antojo un cafe de talega con unas coyotas de villa de seris pa sentarme a ver el atardecer que nos prestas en tu imagen. ;)

Bajo tu amparo

Empiezo a acostumbrarme a ti. Empiezo a amar esos pliegues, esos que cada vez van ganando más terreno en tu cara, esos que van haci...