30.5.20

Bajo tu amparo



Empiezo a acostumbrarme a ti.

Empiezo a amar esos pliegues, esos que cada vez van ganando más terreno en tu cara, esos que van haciendo dibujos es el lienzo de tu frente, esos que suben y bajan por la comisura de tus labios.

Empiezo a admirar la sombra que llegó y se adueñó de la cuenca de tus ojos.

Empiezo a sentirte como mía y empiezo a tomar posesión de ti.

Empiezo a acostumbrarme a ti.

Empiezo a familiarizarme con la forma en que arrebatas y te estrellas, te fraccionas y te entregas.

Empiezo a entender tus contradicciones, tus apuestas sin sentido, pues al final no hay más vencedor que el reflejo en el espejo.

Empiezo a adivinar tus flores, esas que no se componen de pétalos sino de canciones, de sarapes, de guitarras. 

Empiezo a acostumbrarme a ti.

20.7.19


Trabajando en mi escuela. Trabajando en mi tesis.

Este rincón suele ser el sitio perfecto para mí: me aporta herramientas, nunca faltan los amigos y las porras, las risas y el silencio. Todo en su debido y justo momento.


28.8.17

It's a small world


La vida es lo que nosotros queremos que sea.
Siempre es tiempo de rectificar el rumbo, siempre es tiempo de emprender nuevas aventuras.
Se vale darse cuenta de que se pudieron cometer errores por convicción, lo que no podemos permitirnos es darnos de topes contra la pared por no haber hecho las cosas por cobardía.
Y quítense, porque ahí voy...

27.8.17

De mis quince

“Cuando pones la proa visionaria hacia una estrella y tiendes el ala hacia tal excelsitud inasible, afanoso de perfección y rebelde a la mediocridad, llevas en ti el resorte misterioso de un Ideal…”

Así comienza “El Hombre Mediocre”, de José Ingenieros. Este libro me lo regaló mi papá cuando cumplí quince años. Cuando empecé a leerlo recuerdo que me sentí intrigada, abrumada, extasiada; una sensación como la de estar al borde de un precipicio. Confieso que me también me vi perdida, aunque debo decirlo, esa sensación siempre me acompaña: saberme ignorante es lo que me impulsa a buscar, leer, cuestionar, debatir, doblegarme, reposicionarme.

Hace unos instantes vi el libro del que hablo en un estante, me acerqué lo hojeé y se me agolparon los mismos sentimientos y vino a mi cabeza la dedicatoria que acompaño al regalo hace tantos años:

“Con mi deseo que encuentres tu ideal o lo concibas y luches incansablemente por él. Porque aún sin lograr tu meta seas feliz. Tu papá.”



¿Cómo no sentirme comprometida a seguir? Gracias por el recordatorio.

22.1.17

Pulso las sombras...


...embriagada por el sonido que me llega y me transporta,
me asombra y se esfuma, todo es duda, todo pacto.
Estoy sola y la magia hace su labor:
el laberinto no resuelto resurge, resucita, 
me observa con esa especie de ¿complicidad? ¿mofa? ¿benevolencia? ¿lástima?

La mirada que atraviesa el espejo no se reconoce,
entretanto mi sobriedad aún duerme,
reposa entre los seres dormidos que se cuentan por millones.
En este mundo, sin posibilidad de vida, sigo siendo única.
Siempre única, ¿no se dice acaso que nada es casual?

21.1.17

De huevos y rupturas

Hojeando uno de mis cuadernos de anotaciones, uno viejo, viejo y especialmente lleno de significados, me topé con una anotación. Se trata de parte de una conversación que me llamó mucho la atención en su momento, cuando leí Demián (H. Hesse); la conversación se da entre M. Damián y Sinclair: aquél le dice a este:
- "El pájaro rompe el cascarón. El huevo es el mundo. El que quiere nacer tiene que romper su mundo. El pájaro vuela hacia Dios..."

Mi pregunta, como aquél entonces, sigue sin respuesta: ¿Lucho, luchamos en realidad por "romper nuestro mundo"?

15.5.15

Sinsentido



Tierra abriéndose paso entre la tierra;

Mar desbordándose del mar;

Humanidad aniquilando a la humanidad.


30.4.15

La Niña del Pollito


Había una Niña a la que le encantaban los animales: tenía perro, gato, tortugas, conejos. La Niña iba al kinder en un colegio de monjas, de esos en los que se habla de religión una hora sí y la otra también; además, la mamá de la Niña daba catecismo para Primera Comunión, de lunes a viernes en una Iglesia a la que a veces la Niña la acompañaba.

Cuando la Niña tenía 4 años, la Iglesia en la que daba clases su mamá organizó una kermés y la Niña decidió participar en la tómbola, y fue la más feliz porque se ganó, nada más y nada menos que: UN POLLITO.

La Niña del Pollito le hizo una casita a su nuevo amigo: una caja de zapatos con área para descanso y otra área reservada para alimento. La Niña del Pollito jugaba con él todo el tiempo; al irse por las mañanas a la escuela se despedía de él y al regresar corría a saludarlo. Un día la Niña del Pollito despertó y fue a darle los buenos días a su amigo, pero él no reaccionaba, estaba inmóvil, frío, duro… la Niña del Pollito corrió con su mamá para que le ayudara a despertarlo, pero ella le explicó que el Pollito estaba muerto. No cupo consuelo en la Niña del Pollito, no podía entender qué pasaba cuando alguien moría.

La Niña del Pollito se fue a la escuela con un peso muy grande en el corazón, no reía. La monja que les daba “Religión” les estuvo hablando del cielo, les dijo que era el lugar al que se iban las almas cuando su cuerpo no podía seguir viviendo; les platicó que el alma es inmortal. La Niña del Pollito le preguntó a la monja si los perritos, los gatitos y los pollitos también iban al cielo, la monja le contestó que sí, que había un cielo para perritos, otro para gatitos, otro para pollitos, y así… había un cielo para cada uno de los animales. La Niña del Pollito alcanzó a esbozar una sonrisa, pero seguía triste, pues su amigo ya no estaría más con ella.

Cuando la Niña del Pollito regresó a su casa, su mamá le dijo que su amigo tendría que ser enterrado, por lo que lo colocaron en la que había sido su casita por un par de semanas y con todo el ceremonial digno del gran Pollito que fue, le dieron formal sepultura, la Niña del Pollito rompió en llanto y así pasó un par de días. Al tercer día, la mamá de la Niña del Pollito regresaba de la calle y vio a su hija a lo lejos con una sonrisa de oreja a oreja, no había un asomo de tristeza en su mirada, volvía a ser la misma; la Niña del Pollito corrió a su encuentro y le dijo:

-        Mamá, ya sé qué vamos a hacer con mi Pollito.
-          El Pollito está enterrado, mi’jita.
-          Sí, ya sé, pero vamos a sacarlo del hoyo.
-          ¿Para qué?
-          Pues para crucificarlo; así podrá resucitar, como Jesús.


Después de muchos años, la Niña del Pollito sigue sin entender por qué su idea no pareció tan buena a los demás.



20.5.12

Reviviendo

Inicio de una nueva mudanza. Me gustan los cambios; de hecho siento que mi vida es un cambio constante, tanto así, que no me permito adaptarme a algo (¿o a alguien?).

El caso es que con este nuevo movimiento, me encontré con un viejo cuaderno de notas; lo abrí y me entretuve hojeando. Hubo una frase que captó poderosamente mi atención, recordé haberla escrito adormilada, hace aproximadamente 5 años, cuando en medio de un sueño me desperté y escribí:




Necesito volver sobre mis pasos...

17.4.12

Carretera


Nos dirigimos a Hermosillo, mi papá conduce, mi mamá va de copiloto y yo tengo todo el asiento trasero para mí sola; me coloco atrás del asiento de mi papá y pego la cara a la ventana, tratando de contar las líneas blancas que se suceden en la carretera de dos carriles; me canso y me ubico en el otro extremo, entonces  pretendo contar los “fantasmas” que aparecen a la orilla de la carretera.

En el estéreo mis papás tienen “su música”, pero a mis cuatro años eso no me incomoda pues “su música” es la mía (a falta de parámetros). Empieza a oscurecer y me empiezo a adormecer, mi papá se da cuenta y apaga “su música” un momento y me canta:

“Esta casa la compro sin fortuna,
esta casa la compro con amor,
pa' que juegue mi niña con la luna,
pa' que juegue Marthita con el sol.
Yo le quiero dejar lo que no tuve,
yo la quiero mirar poco a poco crecer
y alcanzar una nube...

-en ese momento, mi papá toca el techo del coche con la yema de los dedos-

...yo quisiera que Dios, que Dios la arrullara
y un mañana distinto, y un distinto mañana
también a mí me deparara
Duérmete mi niña, duérmete ya.”


Yo voy cerrando los ojos, mientras pido que la canción dure para siempre…


6.4.12

Más de la Bolis



En lo que va de 2012, a mi Bolis le ha dado por “leer” el diario; no quiere ponerse los lentes, entonces lee solamente los titulares. Todas las mañanas le exige a mi mamá:

-          ¡¡¡Marthaelvaaaaa, ahorita que termines de tomar el café y leer el periódico, me lo traes para leerlo yo!!!!

Mi mamá, muy obediente, le lleva solamente la Sección General, le deja con el ejemplar y se va a seguir en haciendo lo suyo. Después de unos minutos, mi abuela le vuelve a gritar:

-          ¡¡¡Ya terminé de leer!!!

Viene presta mi madre, y generalmente le pregunta:

-          ¿Qué dicen las noticias?

Lo que sigue, casi siempre resulta en una respuesta chusca; como el otro día, que en lugar de responder directamente al cuestionamiento, la Bolis abre “tamaños ojos” como que le empieza a “caer el veinte” y con voz espantada le apura a mi mamá:

-          Martha, ¡tápame que viene un frente frío!

En otra ocasión, ante la pregunta de mi mamá, le responde:

-          Que lo piense bien antes de “empollar”.

Mi mamá confundida le vuelve a preguntar y mi Bolis reitera:

-          Pues que lo piense bien antes de “empollar”.

Mi madre toma el periódico, busca la supuesta nota y encuentra: “Piénselo bien antes de empeñar”.

Hace unos dos meses, mi Bolis terminó su lectura diaria, en el país había “foco rojo” respecto al tema de Derechos Humanos ante la inmigración proveniente del Centro y Sudamérica. Al cuestionar mi mamá sobre lo que había leído, contesta muy seria la Bolis:

-          Que en México alumbran con focos rojos; ¿Qué no te ha dicho la Marthitagermán?

Bajo tu amparo

Empiezo a acostumbrarme a ti. Empiezo a amar esos pliegues, esos que cada vez van ganando más terreno en tu cara, esos que van haci...